Mashpi Lodge: modelo ejemplar de turismo sostenible Este monitoreo, único en el país y poco conocido a nivel mundial, permitirá sacar conclusiones muy importantes para la adaptación de las especies y su conservación. Nuestro objetivo es implantar una estación científica, que profundice el conocimiento del bosque lluvioso y sus beneficios para el planeta”. La reserva Mashpi, contiene plantas y animales que contribuyen a la caracterización del Ecuador como uno de los países más biodiversos del mundo. Constituye un importante refugio para los mamíferos y avifauna de la región frente a la continua degradación del área colindante por la acción de los extractores de madera. Nuestro esfuerzo de protección y regeneración del bosque natural será fundamental para la conservación de muchas especies de la región así como las innumerables fuentes de agua no contaminadas que allí existen. Las acciones que promueve el proyecto Mashpi acogen la alerta mundial respecto a la destrucción del bosque lluvioso -según algunos ambientalistas estos bosques desaparecerán en los próximos 40 años y con ello, se estima, la extinción de 10.000 a 50.000 especies por año- puesto que de este ecosistema dependen más de la mitad de las especies animales y vegetales del planeta. Cómo empieza todo En la provincia de Pichincha, en uno de los últimos remanentes del Chocó Andino, creo la Reserva Ecológica Mashpi, que años más tarde pasó a formar parte de una de las Áreas de Conservación y Uso Sustentable (ACUS) establecidas por el Municipio de Quito para preservar su rique`za natural. En esta área, se emplaza  Mashpi Lodge, hotel construido en 2010 que se ha destacado a nivel mundial, por su modelo sostenible y aporte a la conservación del bosque nublado, con importantes reconocimientos en el mundo de los viajes y el turismo, entre los que destaca su inclusión en la lista de los “25 Unique Lodges of the World” por National Geographic. Los habitantes de la zona de Mashpi, en el noroccidente de Pichincha, acostumbrados a la abundancia del bosque, encontraban en la tala su fuente de ingresos, ya sea al vender la madera o convirtiendo el bosque en pastizales-. Vivían de la caza y pesca pues habìa abundancia de especies. Y el bosque iba desapareciendo. Había concluido mi último período como presidente de Fundación Natura y tenía un sueño: comprar zonas biológicamente sensibles para proteger la riquísima biodiversidad en el último reducto del gran ecosistema del Chocó que inicia en Panamá y termina en Ecuador.  En nuestro país, el 95% de este ecosistema había sido destruido,  por lo que desarrollar un proyecto turístico no era su plan pero sì preservar esta franja de bosque que se había salvado de la desaparición. Hoy la reserva de Mashpi forma parte de una de las dos grandes Areas de Conservaciòn y Uso Sustentable (ACUS) declaradas por el Municipio de Quito, para protegerlas. Aquì he constatado la existencia de pumas, jaguares, cientos de especies de aves, zainos, tigrillos, osos perezosos, hormigueros, danta, guanta, ardillas, incontables variedades de insectos, anfibios. A pesar de que es una zona legalmente protegida, no està a salvo del hombre y hay quienes se dedican a actividades no amigables con el ecosistema y lo agreden y destruyen.  Sigue siendo un área vulnerable y que exige control permanente, aunque la tala ha disminuido drásticamente. El hotel terminó de construirse cinco años después, tras un monumental esfuerzo y varios millones de dólares de inversión.  No se taló un solo árbol para construirlo, pues al hotel lo emplacé en el lugar donde había funcionado un aserradero de la empresa española que quiso explotar el bosque y que afortunadamente quebró antes de hacer mucho daño.